La vuelta al cole cambia la vida de la mujer casada completamente. De repente, después de las vacaciones de verano, dispone de mucho tiempo libre. Ya no hay niños pidiendo merienda, ni maridos sentados delante de la tele – la mujer casada vuelve a tener vida libre, y sobre todo, puede hacer lo que le apetece sin que nadie la controle. Muchas mujeres casadas aprovechan el mes de septiembre para tener una aventura nueva.
Aventura de verano, aventura de otoño
La aventura del verano no es lo mismo que la aventura del otoño. La aventura de verano se da en unas circunstancias excepcionales, en un lugar y un entorno social diferente y muchas veces no suele perdurar – por la distancia o por las circunstancias propias de cada amante.
En otoño, se vuelven a barajar las cartas y cada uno parte desde la misma circunstancia: está en casa, con su vida normal diaria, con su familia, sus amigos y su horario normal. Si empiezas una aventura en otoño, sabes cuando vas a tener tiempo y en qué momento podrías ver a tu amante.
Si te trata de una aventura única, es decir, quedar una mañana, tarde o noche y ya está, no suele haber problemas para verse – encontrar un hueco los dos no suele ser problema. El problema empieza en las aventuras repetitivas. ¿Dónde quedar? ¿Cuándo verse?
Elegir un horario común y un lugar neutro
Si la aventura toma un nuevo lugar en tu vida, deberías de tener siempre el mismo horario para ver a tu amante. No te dejes tentar buscando excusas para liberarte la agenda – al final llamarás la atención en casa. Lo mejor es, si tú y tu amante os queréis ver, elegir un tiempo común para los dos. Podéis elegir un día a la semana, con horario estipulado, para que nadie sospeche. Para ese día podéis elegir una excusa, como gimnasio, clases de costura, una formación interna de la empresa… una excusa sólida que no se pueda desmontar fácilmente.
Llegar a casa sin llamar la atención
Después de haber quedado con vuestro o vuestra amante, deberíais de ir a casa sin llamar la atención. Hay reglas muy simples para no pillaros con vuestra aventura. Una de ellas es: no usar perfume ninguno de los dos. El perfume se impregna siempre, siempre, sin excepciones, en la piel, en la ropa y en el pelo.
Otra regla sería: no cambiar de ropa, al no ser que vuestra excusa sea el gimnasio. Es muy sospechoso irse a unos talleres de costura y volver con ropa diferente a casa.
Quedéis donde quedéis, que sea un lugar discreto. No debería de ser la finca de enfrente de la tía Paquita, ni un lugar que frecuentan amigos comunes de vuestro marido o vuestra mujer. Si hacéis caso a estos simples consejos, no llamaréis la atención y nadie descubrirá vuestra aventura.
las ama atodas por igual
hola me gustaria conocer una mujer dispuesta a pasarla bien espero la respuesta de alguna
Me mimaste, te mimé.
Con tus labios me mataste.
Muertecito me quedé. J.L.